La cultura maya y el chocolate, combinación inseparable y oportunidades de ingresos

Unidas en la recuperación de la tradición ancestral del cacao, las mujeres de América Central están ahora listas para competir en el mercado internacional

Aunque el cacao tiene una gran importancia en la historia de América Central como cultivo y símbolo de identidad, la producción de cacao en grano en esta región está disminuyendo constantemente. Por el contrario, la demanda mundial de chocolate y de cacao en grano aumenta año tras año. La satisfacción de la creciente demanda interna e internacional es posible mediante acciones para revitalizar el cacao. Por esta razón, la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo ha decidido financiar un proyecto para revitalizar la cadena de cacao de calidad en América Central y el Caribe, el cual es ejecutado por el Instituto Italo-Latinoamericano (IILA).

Además, la decisión de activar un programa dedicado al cacao deriva de la capacidad de este cultivo de aumentar la biodiversidad de la región, restaurar los ecosistemas, mejorar la calidad de los recursos hídricos y del suelo. En el plano económico, los sistemas agroforestales basados en el cacao también pueden aumentar los ingresos de los productores y las oportunidades de empleo de las comunidades vulnerables. Esto proporcionaría a las familias una mayor seguridad económica que las motivaría a permanecer en sus comunidades en vez de obligarlas a emigrar en busca de mejores oportunidades de trabajo.

En el marco de este proyecto, tuvimos la oportunidad de conocer a tres mujeres de comunidades indígenas que trabajan en la cadena del cacao y que participaron en diversas actividades, entre ellas el Curso de Elaboración de Chocolate y Productos Semiacabados realizado en El Salvador. Se trata de mujeres productoras, empresarias que se han enfrentado a dificultades culturales, económicas y sociales para emanciparse, trabajar y realizarse a nivel personal.

Jessica Vásquez, una mujer perteneciente a la cultura maya kaqchiquel, vive en Sololá, Guatemala, y nos habló sobre el papel de la mujer dentro de su comunidad: “Es un papel variado: va desde la investigación, pasando por la recopilación de información histórica, hasta la formación de otras mujeres, y la elaboración de chocolate. En los pueblos indígenas la mujer es la responsable de la formación de los seres humanos, la educación alimentaria y el mantenimiento de las costumbres ancestrales”.

Su mayor pasión es la cocina y nos cuenta que comenzó a recopilar recetas ancestrales basadas en frijoles, maíz y, sobre todo, cacao. Gracias a los cursos de capacitación realizados en el marco del proyecto, pudo aprender y utilizar buenas prácticas de cultivo, post cosecha y elaboración de chocolate con el fin de recuperar la cultura del chocolate en esta región y asegurar que se reconozca como un producto de calidad y se comercialice.

Blanca Estela Díaz Menchú vive en Quetzaltenango, Guatemala, y es miembro de la Asociación de Productores de Chocolate de Guatemala. “Los mayores problemas en este momento son la falta de mercado para nuestro producto y la delincuencia, que también es un grave flagelo. Intentamos involucrar a los jóvenes, enseñarles la tradición del cacao, la promoción de este producto con la esperanza de que no se vayan, de que no emigren. Nuestra familia produce chocolate y el mayor desafío para nosotros es mantener el equilibrio entre la calidad y el costo: en la práctica tratamos de hacer más con menos, esto es porque trabajamos en un sector muy competitivo”.

En la comunidad de Blanca ser mujer trabajadora no es fácil: “Lo más importante para nosotras es que hagamos las tareas del hogar, nuestro papel es ayudar y apoyar”. Debido a graves problemas económicos Blanca decidió dejar las actividades domésticas para dedicarse a la elaboración del cacao: “Fue una lucha terrible, el dinero no era suficiente y cuando salí de casa no podía hablar con nadie. Por suerte ahora mis hijos son mayores, pudieron estudiar y yo también me gradué a los 40 años. Fue un gran sufrimiento, pero ahora enseño a las mujeres de mi comunidad lo que aprendo en los cursos de capacitación para que se especialicen en la industria del cacao. El amor al prójimo es algo que me importa mucho”.

Yasmira Lisbeth Chen, de la Comunidad de Cobán Alta Verapaz en Guatemala, comenzó su trabajo para aumentar los ingresos de la familia, pero inicialmente no recibió ningún apoyo de nadie.

“No teníamos dinero para pagar la salud y la educación de nuestros hijos. Cuando mi padre murió heredé cerca de media hectárea de cultivo de cacao, solía usar esas frutas para el consumo familiar o para regalarlas a nuestros amigos. Una noche, mirando esas cestas de cacao en el suelo, tuve una idea: tenía que trabajar ese cacao para conseguir chocolate y venderlo, había visto a mi madre durante años haciéndolo, ¡podía hacerlo! Mi marido no estaba nada entusiasmado, le preocupaba que la comunidad le acusara de no poder ocuparse de su familia. Pero no me di por vencida, compré un pequeño molino y empecé a tostar cacao. Ese día produje mis primeras 50 barras de chocolate, 50% de cacao y 50% de azúcar, que vendí inmediatamente.”

Desde entonces, Yasmira ha estado cada vez más motivada para fortalecer el cultivo del cacao. En poco tiempo llegaron las primeras satisfacciones económicas con las que pudo hacer estudiar a sus hijas. Ahora trabaja a tiempo completo en esta actividad y sus hijas, de 12 y 15 años, la ayudan; su marido también ha empezado a apoyarla, tanto práctica como psicológicamente. Yasmira también es miembro de la Junta Directiva de la Asociación Katbalpom, que se encarga de recuperar y mejorar la cultura del cacao en su comunidad.

Estas mujeres han luchado por salir de la vulnerabilidad, la discriminación, el machismo y la pobreza. Son mujeres que han sido capaces de hacer frente al sufrimiento, de volver a ponerse de pie y que siempre han creído en sí mismas y en su tradición. Son mujeres que se han distinguido por centrarse en la identidad del producto y que ahora están listas para competir en el mercado internacional.

 

 

Rescatar el café salvadoreño para restituir la dignidad a los pequeños productores

La Cooperativa Texisal

Desde el montañoso municipio de Apaneca, conocido por sus cultivos de café y por la turística “Ruta de los Flores”, se cruzan sinuosos caminos de herradura y senderos de tierra hasta la plantación de café Santa Bárbara de la Cooperativa Texisal, en el distrito de Taltapanca.

José Manuel Vielman ha vivido en estas zonas toda su vida, durante generaciones su familia se ha dedicado al cultivo del café y dice que el café salvadoreño está pasando por una fase crítica: “los agricultores ya no pueden cubrir los costos de la producción de café debido al bajo precio de venta establecido por la Bolsa de Nueva York”.

Texisal es una de las cooperativas beneficiarias que participaron en un curso de capacitación, dentro del Proyecto denominado: “Red regional de apoyo a las asociaciones de pequeños productores de café – Programa CaféyCaffè”. Fase III – financiado por la financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo y ejecutado por la ONG italiana Africa 70 El Salvador y el Consejo Salvadoreño del Café (CSC) el cual permitió a los beneficiarios aprender técnicas e instrumentos innovadores para el procesamiento del café.

Oscar Nájena, el Presidente de la Cooperativa Texisal, nos dice que los progresos realizados por la comunidad agrícola, tras el proyecto, se refieren a todas las fases de la elaboración del café: la cosecha razonada, la construcción de las llamadas “camas africanas” para el secado, los métodos de elaboración húmeda y los factores que influyen en la calidad del producto, así como las cuestiones relacionadas con la industria del café.

La ONG África 70 y el Consejo Salvadoreño del Café colaboran estrechamente con la Cooperativa Texisal todos los días y, paso a paso, apoyan y orientan a las comunidades rurales para que cumplan su mayor sueño: abrir un centro de tostado y una cafetería. Elena Díaz, gracias al curso “Catación y Barismo”, ha aprendido nuevas técnicas que pone en práctica cada día en su trabajo y esto le ha permitido alcanzar una realización profesional. Hoy trabaja en el bar Apaneca y está orgullosa del café que sirve: bueno y 100% orgánico.

La Cooperativa Texisal y, más en general, la comunidad rural de montaña, está decidida a redimir la cultura del café salvadoreño creando un producto de alta calidad. Es importante que el mundo entero reconozca la calidad del café de El Salvador para que pueda apoyar el cultivo de este producto. El camino sigue siendo largo e involucra estudio y trabajo duro, pero los pequeños productores salvadoreños no desisten. Saben que el futuro de su comunidad depende de ello y quieren que se reconozca el trabajo que hacen.

Dar el valor adecuado al café salvadoreño es devolver la dignidad a los agricultores y productores, mejorar su nivel de vida reduciendo la vulnerabilidad socioeconómica y cultural de comunidades enteras. ¡Estamos seguros de que con estas premisas podemos obtener grandes resultados!

Visita a los productores de las regiones de Usulután y Morazán

El silencio reina en las colinas de las regiones de Morazán y Usulután. Un sol abrasador incendia la tierra quemada de las regiones orientales de El Salvador. Los torbellinos de viento se arremolinan sobre los campos estériles. Se sobrevive entre rocas, polvo y sudor. La tierra se agrieta. Estresada como aquellos que tratan en vano de trabajarla. Manos sucias, consumidas por la fatiga. No hay agua.

La Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo, junto con el Programa Mundial de Alimentos, se ha comprometido a resolver la situación en estas zonas mediante el proyecto “Asociatividad, Resistencia y Mercados”, que finalizó hace unos meses.

Trabajar en el campo para resolver los efectos del cambio climático significa ayudar a reducir la inseguridad alimentaria y nutricional de muchas comunidades vulnerables. Este es el principal objetivo de la intervención. Al final del proyecto, se notan muchos cambios dentro de la comunidad.

Niña Morena, de la Comunidad 14 de julio, vive en la región de Usulután y forma parte de un grupo de productores que trabajan en la agricultura orgánica y los fertilizantes. El proyecto le ha ayudado a ella, y a la comunidad a la que pertenece, a limitar la inseguridad alimentaria. Dentro de esta comunidad, se han tomado medidas para promover la actividad comercial y la comercialización de productos.

A Niña Morena se le proporcionó una incubadora de huevos y a cada familia de su comunidad se le donaron algunos animales de granja, principalmente aves de corral. Además, se instalaron paneles solares para el riego y se construyeron túneles agrícolas durante el proyecto.

Don Cristino, un productor agrícola de 64 años, está orgulloso del cambio que ha experimentado de primera mano: “Solía sembrar maíz, frijoles y maicillo sólo en mayo, y últimamente, debido a la falta de lluvia, empezamos a sembrar en junio y cosechamos el primer corte en octubre y el segundo en noviembre. La idea de seguir trabajando es para el bien de nuestras familias y nuestras comunidades, porque antes no teníamos estas oportunidades y beneficios”.​

La sequía de los últimos años ha puesto a prueba los cultivos y para sobrevivir durante la estación seca, los agricultores han empezado a cultivar hortalizas, principalmente chiles verdes. Por esta razón, se requirió la construcción de un invernadero y se decidió optar por el método hidropónico, que es un tipo de cultivo fuera de la tierra que favorece el control de la producción, tanto desde el punto de vista de la calidad como de la higiene.

Unos meses después del fin de las iniciativas, la situación en general parece haber mejorado mucho: los productores han diversificado sus cultivos y establecidos contactos de venta con el mercado local y algunos supermercados.

Doña Dinora forma parte de la asociación Mujeres con Esperanza (ACREMUES): “somos una cooperativa de 23 mujeres, nos encargamos de la producción de hamacas y de la tienda comunitaria”.

Después de los cursos de capacitación, estas mujeres han adquirido las habilidades para mejorar su trabajo y han comprendido la importancia de poder vender el producto. Hoy por fin se les paga un precio justo. La formación les ha hecho críticos y conscientes, tanto desde el punto de vista técnico como comercial. De hecho, además de estandarizar la producción de hamacas, estas mujeres han aprendido la importancia de promocionar su producto: “Ahora somos capaces de conocer de antemano la materia prima que necesitamos, hemos empezado a cuidar el embalaje y nos hemos abierto al mercado online, también a través del uso de los medios sociales”.

La pequeña tienda dirigida por las mujeres en cuestión adquiere diversos significados y cambia la identidad adaptándose a las necesidades de la comunidad. De hecho, además de ser un espacio de venta de productos artesanales, permite el acceso a las necesidades básicas y, transformándose durante el fin de semana ​en un espacio para compartir e intercambiar. La multitud de facetas que adquiere y el carácter agregado del lugar lo convierten en el núcleo de la comunidad.

A pesar de las dificultades que tuvieron que afrontar estos grupos de productores, hoy, cuando la segunda fase del proyecto terminó hace unos meses, podemos ver la satisfacción en sus ojos. Después de la fatiga y el sudor, los primeros resultados y las primeras satisfacciones han llegado. El compromiso y el estudio han servido para enfrentar los desafíos que surgen cada día en su camino.

 

SEGURIDAD Y CALIDAD TRANSFUSIONAL A TRAVÉS DEL DESARROLLO DEL VOLUNTARIADO DE LA SANGRE EN AMÉRICA LATINA

REGIONALES: EL SALVADOR Y GUATEMALA 
El proyecto tiene como finalidad la difusión y fortalecimiento de la donación voluntaria anónima y periódica de la sangre en América Latina, tomando el sistema italiano y sus experiencias como modelo. El objetivo es contribuir al logro de los propósitos establecidos por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el tema de la autosuficiencia y la seguridad de la sangre en América Latina.

Sector Sanidad
Duración 12 meses
Ente Ejecutor IILA
Contraparte Ministerio de salud de Bolivia, Ministerio de Salud de El Salvador, Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala
Ubicación Bolivia, El Salvador, Guatemala
Tipología Donación
Costo total € 650,000.00
Contribución AICS en € € 650,000.00

PROYECTO REGIONAL DE FORMACIÓN APLICADA A LOS ESCENARIOS DE RIESGO CON EL CONTROL Y EL MONITOREO DE LOS FENÓMENOS VOLCÁNICOS, SÍSMICOS, GEO HIDROGEOLÓGICOS EN CENTROAMÉRICA (RIESCA)

REGIONALES: EL SALVADOR, GUATEMALA Y NICARAGUA
El proyecto busca contribuir a la protección del territorio y de las infraestructuras de los riesgos naturales (Sísmico, volcánico, geohidrológico) en Centroamérica, sosteniendo las instituciones de sectores en términos de calificación profesional y ocupación, contribuyendo así a la regionalización de la defensa del patrimonio ambiental, histórico y humano.

Sector Gestión de Riesgo
Duración 24 meses
Ente Ejecutor Universtà degli Studi di Palermo(UNIPA)
Contraparte Universidad de El Salvador/ Universidad de Nicaragua/ USAC de Guatemala/MARN-El Salvador/CONRED-Guatemala/SINAPRED-Nicaragua/INTER-Nicaragua/CEPREDENAC-SICA
Ubicación El Salvador, Guatemala y Nicaragua
Tipología Donación
Costo total € 1,200,000.00
Contribución AICS en € € 750,000.00

EMPODERAMIENTO ECONÓMICO DE LAS MUJERES

REGIONALES: EL SALVADOR, GUATEMALA, HONDURAS
Mejorar las condiciones de vida de las mujeres rurales en tres países de América Central, en línea con los objetivos de desarrollo sostenible

Sector Género
Duración 24 meses
Ente Ejecutor ONU MUJERES
Contraparte Secretaria de Integración Económica Centroamericana (SIECA), Secretaria Técnica (COMMCA), Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE)
Ubicación El Salvador, Guatemala y Honduras
Tipología Donación
Costo total € 3,500,000.00
Contribución AICS en € € 3,500,000.00

AGUA FUTURA – POTENCIAMIENTO DE LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS

REGIONALES: EL SALVADOR Y GUATEMALA
Mejorar la capacidad de gestión hídrica integral de las Alcaldías Municipales que conforman la Cuenca del Acelhuate en El Salvador y en Guatemala, mediante la ejecución de acciones prioritarias previstas en los Planes de Desarrollo Municipales.

Sector Protección del Medio Ambiente
Duración 24 meses
Ente Ejecutor CNR - IGG
Contraparte UES; UNAN León; USAC; UNIFI; UNIROMA Sapienza; CNR-ICCOM; ACRA; CNR-IFC; ISCOS; INGV;
Ubicación El Salvador y Guatemala
Tipología Donación
Costo total € 1,996,000.00
Contribución AICS en € € 1,996,000.00

CARITALENTS-PROGRAMA DE COOPERACIÓN INTER-UNIVERSITARIA PARA EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS, INSTRUMENTOS INNOVATIVOS Y CAPACITACIONES EN EL ÁMBITO DE POLÍTICAS JUVENILES EN LA REGIÓN CARIBEÑA

REGIONALES: ISLAS DEL CARIBE (DOMINICA Y BARBADOS)
El proyecto se propone, mediante la acción común de la Universidad de Firenze (UNIFI) y University of West Indies (UWI), apoyar a los grupos juveniles con especial atención a las cuestiones de género, desarrollando cursos innovadores de formación, articulados en el contexto caribeño, dirigidos a la calificación y especialización del personal educativo en el campo del análisis, valorización y representación del territorio y de sus recursos materiales e inmateriales.

Sector Género
Duración 18 meses
Ente Ejecutor Univeriversidad de Firenze(UNIFI)
Contraparte University of West Indies(UWI)-Errol Barrow Centre for Creative Immagination
Ubicación Dominica,Barbados
Tipología Donación
Costo total € 288,000.00
Contribución AICS en € € 201,000.00

R.E.A.C.H. – RESILIENCIA, MEDIO AMBIENTE Y AGRICULTURA

REGIONALES: ISLAS DEL CARIBE (SANTA LUCÍA, SAN VICENTE Y LAS GRANADINAS)
El proyecto persigue reforzar la capacidad de los pequeños productores familiares y de sus comunidades, a dar aplicación en manera coordinada, a los planes de gestión de riesgos ambientales ligados a la agricultura en "Santa Lucia" y en "Saint Vincent y Las Granadinas", a través de un mejor acceso y una mejorada gestión en dos vías, de flujo de información sobre la agrometeorología. Para tales fines se creará una plataforma que completa y difunde la información sobre desastres naturales, y asegura un intercambio regional sobre buenas prácticas agrícolas, incluidas las cadenas de valor entre los países del Caribe, que estimule la ocupación juvenil.

Sector Agricultura
Duración 12 meses
Ente Ejecutor FAO
Contraparte Caribbean Disaster and Emergency Management Agency (CDEMA), Caribbean Institute of Meteorology and Hydrology (CUMH), CIMA Foundation(Italia) y Università di Firenze(Italia)
Ubicación Región de Saint Lucia, Saint Vincent y Las Granadinas
Tipología Donación
Costo total € 700,000.00
Contribución AICS en € € 700,000.00

BIODIVERSITY PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE EN EL CARIBE

REGIONALES: ISLAS DEL CARIBE 
La iniciativa se propone mejorar las condiciones de las poblaciones de "Wider Caribbean Region" a través de la aplicación del "Ecosystem Bases Management" para la conservación y la gestión sostenible de la biodiversidad de los ecosistemas marinos y costeros.

Sector Gestión de riesgo
Duración  
Ente Ejecutor UNEP
Contraparte UNEP
Ubicación Región del Caribe
Tipología Donación
Costo total € 1,350,000.00
Contribución AICS en € € 1,350,000.00